El Camino de la Forastera (II Parte)
Autora/ Fotografía: Camino Granado
En el post anterior os conté cómo mi pasión por viajar me llevó a mudarme de país, con la idea de hacer unas prácticas de un año en Suiza. Pues bien, en unos días cumplo 5 años como residente de este país. Es hora de hacer balance.

El tiempo ha pasado muy rápido, y cuesta creer que más de una quinta parte de mi vida haya estado en Lucerna, una pequeña ciudad en la parte germano-hablante del país. Sin duda, la calidad de vida juega un papel muy importante en esto, y es que la comodidad de Suiza me atrapó. Cuando aterricé aquí a los 22 años buscaba aventuras y desafíos, pero suponía que no sería un mar de rosas. Sin embargo, me equivocaba, y es que Lucerna me lo puso muy fácil. Las posibilidades laborales, un ambiente muy internacional, la calma, la organización y su belleza, hicieron que mi adaptación en este país extranjero fuera relativamente sencilla. Y digo relativamente porque algunas particularidades suizas me resultan aún bastante curiosas:
* En todas las casas, hospitales o colegios hay refugios nucleares con los que se podrían resguardar a toda la población suiza, por si acaso. Además, cuando recibí mi primer permiso de residencia, también me enviaron una cajita de pastillas de potasio yodado para protegerme de una posible radiación.
* Suiza está considerado un país “neutral”. Sin embargo, todos los hombres han de realizar un periodo de servicio militar (34 semanas a dividir hasta los 30 años). También hay alternativas, como la realización de un año de servicios sociales, o el pago de un impuesto más para aquellos que no hagan ninguna de las opciones. Además, es legal tener armas en casa, pero sin munición.
* Todavía se fuma en muchos bares.
* Cuando te presentan a alguien, has de saludar personalmente con un apretón de manos. Y si ya es un conocido, entonces se darán 3 besos en las mejillas. Algo similar ocurre antes de empezar a beber: primero se brinda individualmente a cada persona y después se empieza a beber.
* Las lavadoras. Se comparte una lavadora con todo el vecindario del edificio. En mi caso, comparto una con 15 viviendas. Para organizarnos, reservamos los horarios un mes antes de que suceda. Como podéis imaginaros, el día que toca colada, ya no hay mucho más ocio fuera de casa…
* El reciclaje. La basura ha de depositarse en unas bolsas específicas del ayuntamiento que se venden en el súper. Si no se utilizan estas bolsas, no serán recogidas por los basureros, y además, si identificasen al dueño, incluso podría ser multado. Estas bolsas son caras, pero así es como se cobra el impuesto de recogida de basura. En cuanto a los papeles, cartones, sartenes, metales, compost, etc., se deben depositar frente al edificio, el día del mes que se indique en el calendario anual de recogida (te lo envían a principios de año).
* El domingo. Lucerna es una ciudad muy católica y por lo tanto se considera que el domingo es el día del descanso: no se puede hacer ruido (música alta o bricolaje), aspirar, poner lavadoras o reciclar en domingo. También corres el riesgo de que te multen.
* La policía de la calle (aka. los locales). ¿Seguro que has doblado el papel reciclado correctamente?, ¿has dejado la bolsa de la basura unas horas antes de lo que está permitido?, ¿estás andando en bici por una acera? No te preocupes, siempre habrá alguien que te indicará cómo hacerlo mejor la próxima vez.

* Grüezi! Si hay algo que de verdad echo de menos es entender lo que oigo por la calle. Por mucho que sepas alemán, el Schwitzer Dutch es el dialecto que se habla en Suiza. No se puede escribir y no se parece al alemán académico (o alto).
* Las relaciones sociales. Generalmente, a muchos expatriados les resulta complicada la integración con los locales. No es imposible, pero es difícil y más, si no hablas el idioma. Yo lo asemejo bastante a las cuadrillas en Euskadi: cuesta mucho entrar en ellas, pero una vez que formas parte de ellos, son amistades muy fuertes.
* Los precios en el sector servicios. En general, opino que los precios van acordes con los salarios, pero, en los restaurantes, considero que el tenedor se paga caro para el tipo de comida que se sirve. En muchos incluso se llega a pagar 4CHF por una garrafa de agua de grifo. Opino lo mismo de las peluquerías, donde una visita podrían ser fácilmente 200 CHF.
* Las tiendas y sus horarios: de lunes a viernes, abiertas hasta las 18.30h. Los sábados solo hasta las 16h…
* El seguro de salud es privado y pagarás 300 CHF cada mes. Y si has de ir al médico, también pagarás por la consulta.
Como podéis ver, para llegar a unos estándares de vida tan buenos, es necesario ajustarse a unas rigurosas reglas. Los suizos son responsables y consecuentes, y muchas de estas normas, han sido aprobadas previamente en referéndums que ellos mismos han votado. Pese a que hay hábitos que aún me desconciertan, vivir en Suiza también tiene sus puntos positivos:
* 1500 lagos muy limpios donde bañarte en verano.

* El clima. Aunque bien se sabe que los inviernos son generalmente muy fríos, lo que no es tan conocido es que los veranos son bastante cálidos (sobre los 28°) y duran desde mayo hasta septiembre.
* Un sinfín de montañas (entre ellas, 208 montañas sobre los 3000m y 24 sobre los 4000m) y por lo tanto un montón de paisajes de postal. No es por fardar, pero estoy un poquito malacostumbrada.
* Y, por lo tanto, un sinfín de actividades durante todo el año: andar por el monte, escalar, parapente, esquiar, hacer snowboard…y si no eres muy deportista, ¡siempre podrás utilizar los funiculares hasta la cumbre de la montaña y de ahí al spa o a disfrutar de las vistas!

* Oportunidad para aprender al menos un idioma: Suiza tiene 4 idiomas oficiales (francés, alemán, italiano y romanche), y otros tantos dialectos que salen del suizo-alemán.
* Buenos salarios: el salario mínimo ronda los 4000 CHF.
* Facilidad para viajar. Económicamente no es un problema y, además, su situación en el centro de Europa ayuda a que, hacer una escapada a un país vecino sea mas sencilla. Y si prefieres quedarte en Suiza, el sistema de trenes para desplazarte es una maravilla.
* El chocolate, el queso… ¡pero sobre todo el agua del grifo!
* Seguridad. Suiza tiene uno de los índices más bajos de criminalidad del mundo.
* Cualquier coche parará en un paso de cebra si hay un peatón esperando.
* Papel de váter en cualquier W.C. público. ¡Siempre!

Tras este análisis, veo que hasta ciertos estereotipos están calando en mí: me he vuelto más organizada (no me queda otra), pero también un poco menos flexible. Desgraciadamente, aún sigo siendo extremadamente impuntual, ¡y no creo que eso cambie! A estas alturas, para mí ya no es tanto una aventura, pero sigue siendo un aprendizaje de inmersión social y cultural. Aunque ya no lo vea tan claro como hace 5 años, aún considero mi estancia en Suiza como algo temporal y, por eso, sigo aprovechando esta oportunidad al máximo. Pero, ¿no es así como hay que tomarse la vida al fin y al cabo?